Nacido en una familia de artistas, de joven realizó una pintura regionalista, heredera de la mejor tradición española, para adherirse progresivamente a la estética de la generación del 98 y del modernismo, triunfante en España. Hacia 1908, su estética desemboca en un estilo personal que conjuga sentimiento popular y un genuino folclore, en una línea andalucista plagada de refinamiento y embrujo. En sus inicios, junto a Solana, Arteta o Ricardo Baroja, intenta reflejar en sus cuadros una España dramática y rural, frente a Sorolla, Sotomayor o Moreno Carbonero, de visión más acomodaticia. Sobresale por un dibujo preciso en composiciones equilibradas de colores azulados, verdosos y, sobre todo, negros. También fue conocido por su temática flamenca y taurina, con cierto tributo a la copla popular